domingo, 18 de noviembre de 2012

Solo un día, para una eternidad a tu lado.

Aquella tarde de noviembre en un parque, a solas. Vi a aquel hombre que haría de mí la mujer más maravillosa y especial de todos los tiempos. Me incitaste a soñar en cuantos de princesas en las que yo era claramente la protagonista, y que, me encantaban. Vi un futuro a tu lado, lleno de momentos felices incomparables a esta amargada realidad sin ti. ¿Dime que dirías si te propusiese un trato? Que nunca me faltes, que estés ahí en todo momento, para apoyarme, para alegrarme, para sacarme esa lágrima dulce con una de tus maravillosas sorpresas, agradables por supuesto. Sólo quiero una vida contigo, y al poder ser que sea eterna, porque si tu no estas, me falta el aire, y sin aire no respiro, y si no respiro, muero...
Quiero que sepas que eres lo más importante en mi vida, que te quiero con toda mi alma. Parezco cursi, lo sé, no hace falta que te rías por ello, aunque no me importaría ver otra vez esa maravillosa sonrisa, que...es tan tuya. Desde el primer día en que te vi, me enamoraste, que decirte, más que me volviste loca, aquellos ojos claros, y esa risa juntada con esa simpatía, me enamoré.
Y ahora estoy aquí, frente a ti, en un altar que solo pisaré hoy, diciéndote estas palabras que tienen principio pero no fin, porque nunca dejaré de agradecerte el que hayas aparecido en mi vida, así, tan de repente, a tu forma...


Aquella tarde de noviembre en un parque, a solas. Nos conocimos por primera vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario