Te reconoces a ti misma como una simple justiciera que no quiere problemas con nadie y que impide que las personas más débiles no tengan apoyo, pero, por mucho que hagas por ser buena persona, al final, el mundo te lo hecha en cara de tal manera que no tienes otro remedio que
La verdad es que te crees una clase de heroína de la humanidad, pero en realidad eres una persona más entre más de 1.000.000 de personas, y que sigues llorando por todo, como un bebé. Te arrepientes, por supuesto, por lo que a veces haces, pero no es bueno llorar eternamente. No debes dejar que la angustia y la tristeza te coma. Si estas segura de algo, lucha por tus propósitos, no por los de los demás...
(A veces una palabra o un gesto valen con total de animar el alma de otra persona...)
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